En el fin de semana antes de la Pasión, vamos a por las que podrían ser las últimas sidrerías de la temporada (aunque ya se verá) para acabar de celebrar el XX Aniversario de la I Sagardo Bira. Comenzamos con Mizpiradi tras reservar Nesss a través de la misteriosa voz cálida.
Asistentes: Josetxu, Iker, Nesss, y Edu
En el aspecto gastronómico, nos sacan una cazuelita verde con trocitos generosos de chorizo a la sidra, luego una redonda tortilla de bacalao (que quemaba), cuatro trozos de bacalao bien bueno (que quemaba) con record absoluto de piperrada verde (Josune, ¿donde estás?), y nos sacan dos chuletillas pequeñas y precortadas (por no sacarnos una muy grande, nos dice la camarera), y como también quemaban nos dimos un tiempo. Aunque estaban buenas, enseguida pedimos otra y Edu le deja claro a la camarera que fuera la grandota y sin cortar a ser posible. Cuando la sacan, mientras Edu ataca con el cuchillo notamos que el dueño (que estaba cenando en la esquina de nuestra mesa) y la camarera nos nos quitaban ojo, no sabemos si pensando a ver como "revientan estos..." o (como luego nos confirmaron) porque la chuleta que nos habían sacado tenía una pinta cojonuda... y efectivamente así era; la gozamos comiendo y Josetxu hace el troglodita con el hueso. De postres, un trozo de queso, un trozo de membrillo, y un cesto de nueces quizá demasiado pequeñas. En total, 125,10€, unos 30€ cada.
Nos damos continuas rondas de todas las kupelas, aunque la 13 (demasiado poco hecha) sólo Edu repitió por obligación, jurando no volverlo a hacer; por cierto, que a uno de los sexagenarios le parecía la mejor. En una kupela vemos que tienen un sorprendente menu oferta Cerdo-Pollo Eusko Label (con panceta, ensalada, patatas fritas, all you can eat, etc), especial para cuadrillas, por 10€, lo cual parece la oferta gastronómica elegida por los jovenes que vienen posteriormente, tanto en pareja como en manada. Aparece y desaparece voz cálida pero no llegamos a escuchar su voz. Al volver del baño Nesss nos alerta de la presencia de una tronera junto a la trona (esto parece "Juego de Tronos"), que es adecuadamente documentada gráficamente (cualquiera lanza flechas mientras está alli sentadico). Vemos la pancetada que les sacan a los jóvenes, la lechugada, la patatada... pero no acabamos de enterarnos de cuando les sacaron el cerdo-pollo. El ritmo de sacarnos comida fue rápido por lo que nos sorprendemos en los postres a las 23:00. Mientras Iker se toma un café con leche, departimos con el dueño y la camarera, quien nos avisa de la presencia de una perra joven, mastín para más señas, esperando suelta en la carretera a que bajaran los incautos sagardozales. Cuando bajamos por el caminillo efectivamente nos cruzamos, no con uno sino con dos perracos en mitad de la carretera pero que no nos parecieron ni perras, ni jóvenes, ni mastines.
Y el sábado efectivamente fué otro día. Desayuno en casa de unas rodajitas increiblemente picantes de chorizo de toro traido por Edu de Zaragoza, que nos deja la lengua moribunda, y tenemos que calmar a base de sobaos de Josetxu. Paseo a Urnieta (Matxo y oreja en el Zaldundegi, entre otros), más txatos en Hernani tras volver, merendola en casa con vinagrillos, pate picante con mayonesa (el chorizo de toro no queremos ni verlo), y boronas y papas fritas, ufff; siesta tardía de dos horas recordando todos los sabores de la merendola. Luego salimos sin intención de cenar para tomar dos tragos y volver, pero nos encontramos con Tere y Johnnie y acabaron siendo cuatro los tragos entre el Puerto y Katanga.